Colores del fútbol

Un deporte que trasciende fronteras y que es el punto de partida de esta serie de documentales producidos conjuntamente por 19 televisoras públicas de América Latina en coordinación con la Red TAL- Televisión América Latina.

La serie en formato corto explora la pasión por el fútbol con diversos tópicos tales como fútbol de la gente, fútbol y cultura, fútbol e historia y fútbol femenino. Además, contribuye a la comprensión sobre cómo este popular deporte se impone en un escenario global mientras explica el mundo contemporáneo y crea miradas distintas sobre la diversidad cultural del planeta. Todo con el escenario de la Copa del Mundo Qatar 2022.

Coproducción Latinoamericana.

Episodios de Uruguay: “Nosotras sólo queremos patear un balón” sobre la historia de Yanina Fernández e “Hitos, recuerdos y olvidos” sobre el Centro Atlético Lito.

Yanina Fernández empezó a jugar el fútbol en el patio de su casa y durante toda su infancia tuvo la ilusión de empezar a jugar en el Baby fútbol. No la dejaron, pero igual siguió insistiendo y cuando ella tenía 13 un grupo de mujeres empezó a formar un equipo. La invitaron y esta vez sí pudo empezar a participar. Se mezcló entre las adultas, se integró y su primer acercamiento en cancha fue en esos partidos de fútbol 7 entre las pioneras de San Bautista.

El grupo siguió jugando y se formó el Vida Nueva Fútbol Femenino que comenzó a participar de los torneos regionales y de la Copa Nacional de clubes del interior. Yanina ya tenía 17, pero seguía siendo la más chica del plantel. En los partidos oficiales le empezó a tocar entrar de suplente, pero en un partido una de las más experientes se lesionó y a partir de ahí le tocó jugar de titular en la defensa del equipo. Llegaron a la final del interior tres veces consecutivas y en 2011 se consagraron campeonas.

El año que salieron campeonas del interior hizo un gol en la final y ese día, aunque ella no lo sabía, estaba Jorge Burgell, DT de la selección uruguaya de fútbol. En medio de los festejos y con la alegría del triunfo alguien le comentó que habían ido a ver el partido, pero lo tomó como un dato más. A los pocos días vio en el diario la citación de la selección juvenil y estaba su nombre, pero a ella nadie le había avisado nada. Pasó el tiempo y recibió el llamado para presentarse a entrenar con la celeste. Tiempo después supo que el mismo que había escrito la lista de nombres seleccionados en el diario era quien la dirigía en los entrenamientos de la celeste.

Se tomaba cinco ómnibus diarios para poder llegar a las prácticas con la selección, pero con mucho sacrificio y ganas empezó su camino para defender a Uruguay en torneos internacionales. Del fondo de su casa en San Bautista a jugar con la selección. Participó de torneos sudamericanos de juveniles y de mayores.

El fútbol es una pasión para Yanina y hace un tiempo decidió avanzar desde otro lugar. En Uruguay el fútbol femenino crece de a poco, y cada vez hay más jugadoras, pero no tantas entrenadoras. La mayoría de los DT siguen siendo varones y ella quiere también aportar desde ese lado. Por eso avanza en la formación, mientras ya dirige al equipo de su pueblo con un montón de niñas, jóvenes y mayores que también tienen el sueño de llegar un día a jugar con la celeste.

En su primera experiencia como entrenadora Vida Nueva se volvió a consagrar campeón.

Yanina todavía tiene edad para seguir siendo futbolista y año a año la llaman para sumarse a diferentes planteles de la capital, pero por el momento tiene claro que su camino es avanzar como DT y poder abrirse camino en esta nueva posición en la cancha.

El Centro Atlético Lito es un club fundado en 1917 por un grupo de jóvenes del barrio Arroyo Seco de Montevideo. El rojo y azul, la identidad y el club nacieron en el Café y Bar Lito (Agraciada y Santa Fe), uno de los más conocidos cafés deportivos de la época, en una zona obrera y muy futbolera.

De allí surgió su nombre y allí jugaron futbolistas que marcaron la historia de nuestro país como Nasazzi, Cea, Héctor Castro. El club logró grandes triunfos y rápidamente ascendió a Primera División, saliendo campeón de la categoría Extra e Intermedia consecutivamente en 1919 y 1920. Durante el cisma del fútbol uruguayo en 1922, fue de los pocos equipos en participar en la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) y en la Federación Uruguaya de Fútbol (FUF) al mismo tiempo. En la AUF eran el Lito cuadrado y en la FUF el Lito redondo, diferenciándose según la forma del escudo de la camiseta que usaban.

El Lito terminó fundiéndose y saliendo de la actividad oficial en 1941 debido al juego ilegal de cartas en la sede social de la calle Gral. Luna. Algo habitual en el barrio, donde siempre hubo mucha timba. Por ejemplo, en el Café y Bar Lito, lugar fundacional del club, siempre se corría quiniela y carreras clandestinas en torno al billar, mesa central del boliche. Tras esta situación, al Centro Atlético Lito le sacaron la Personería Jurídica y le cerraron la sede.

Una década más tarde, en mayo de 1952, un grupo de muchachos, hijos y familiares de los fundadores iniciales, lo refundan en el mismo boliche que había nacido 35 años antes. El equipo se afilió a la Federación Uruguaya de Fútbol Amateur (FUFA). Comenzaron en la Divisional B, pero ascendieron rápidamente. En esta época amateur, creció la rivalidad con el Mauá y hasta hoy se mantiene en cada mensaje de WhatsApp o encuentro casual de viejos litenses.

Al cuadro le empezó a ir muy bien y llegaron a ser salir campeones de la máxima división de la organización. Hasta que llega el año 1960, donde el libro de Actas del Club todavía dice muy claramente: “Las salidas superan las entradas”. Ahí se terminó la actividad en la FUFA y empezó a funcionar solamente como club social, con gran trascendencia para la zona.

Fernando Castro, que desde muy chico conoció de primera mano las vivencias del barrio, del club y de su gente, hace tiempo que se reúne con varios familiares de los fundadores originarios del Lito. Se cuentan historias, recuerdan momentos y hasta siguen buceando entre documentos, camisetas y otros elementos que los conecte con aquel club que ya no está. “Nos juntamos para la fecha de fundación, para fin de año, somos los hijos o los nietos de quienes jugaron anteriormente”.

Julio Mut, exfutbolista del Lito en la etapa amateur, se animó a publicar un libro con todas las historias que recogió del club y del barrio. Centro Atlético Lito. Gloria del fútbol uruguayo. Mantiene el vínculo con los viejos y nuevos litenses, por WhatsApp, en cada encuentro y en la esquinas del de Arroyo Seco. Cuenta Julio que el Lito es un fiel ejemplo de una barra de pibes que hacen un equipo de fútbol y con los buenos resultados se fueron sumando los adultos del barrio, a acompañar, verlos jugar y a convertir todo el barrio en hinchas del club.

Las historias, los relatos, los mitos fueron contados y escuchados miles de veces, incluso muchos oyentes, sin haber estado presencialmente, lo sienten como una experiencia vivida. Fernando Castro escribe los recuerdos para dejar plasmada la historia, pensando en el futuro, sabiendo que hay nuevas generaciones que no tienen casi ningún punto de contacto con un club tan importante para el barrio. Guarda y cuida todo lo que todavía lo conecta con ese pasado que no vivió, pero cuenta como si hubiese estado presente. Tiene fotos, libros de actas, libros de socios, trofeos, el diploma del ascenso a 1ª División y el escudo de una camiseta bordada en 1927 que ya no existe más.

Arroyo Seco ya no es el mismo barrio, cambió muchísimo de aquella zona fabril, obrera y muy futbolera que fue en la época fundacional. El bar donde nació el Lito hoy es La casa de la motosierra, las sedes ya no existen, las fábricas llenas de trabajadores no están y el club solo se mantiene en las memorias de unos pocos vecinos que aún se mantienen en una zona despoblada de gente e identidad.

Luego de muchos años sin competir oficialmente, el club volvió a la AUF en el 2022 y finalizó vicecampeón de la Divisional D del fútbol uruguayo.

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